¿Te consideras alguien inconformista?.

¿Si?, entonces, serás capaz de empatizar con todo lo que te voy a contar sobre esto.

Sino, difícilmente me entiendas e incluso puede, que creas que soy una exagerada.

Las personas conformistas cuentan con la gratitud constante, siempre tan a mano y tan práctica. Tanto si están pasando una buena etapa, como una mala, como una "regulín", se sentirán agradecidos y pensaran que son afortunados por unas cosas o por otras.

Todo está bien tal y como está, no necesitan más, ni tampoco más diferente.

Suelen tachar a los inconformistas como ambiciosos, inestables o tremendistas. Quizás tengan razón.

Para los que somos inconformistas nunca es demasiado y a menudo debemos pararnos a mirar atrás para calmar nuestra ansia de avance.

Mirar al pasado y cerciorarnos de que si, efectivamente, estamos evolucionando. 

Pero el día a día de un inconformista resulta complicado. 


Puede que no haya nada de malo en su vida, que todo esté correcto y vaya en la dirección adecuada.

Pero... ¿Por qué nada parece saciarnos?.

A veces es estresante buscar que todo suceda cuando lo queremos y el futuro nos parece que queda demasiado lejos.

A veces, incluso la superación de obstáculos y el cumplimiento de los objetivos se nos quedan cortos. Ya ni siquiera eso nos calma.

No vemos el límite a nuestras posibilidades y no disponer de nuevas experiencias un sólo día nos supone una frustración.

Lo que me lleva a pensar de que si, la gran parte de las ocasiones, somos personas muy exigentes.

Con nosotros mismos, y con el resto de personas y cosas.

Y vale que también tiene sus puntitos positivos ser inconformista porque siempre intentarás dar el máximo de ti mismo, hacer las cosas lo mejor posible y conseguir superarte una y otra vez sin perder la motivación.

Pero como ves, también tiene muchos contras. 

Los inconformistas, solemos adaptarnos perfectamente a los cambios y cuando pongamos que, por una semana no ha habido ningún cambio significativo, entramos en modo "caution".

Se enciende en nuestra mente una alarma roja que da vueltas a la par que resuena la voz de "danger, danger, monotonía a la vista". Es horrible.

Y mira que puede estar todo perfecto, puedes estar pasando una semana en el limbo, como un dios haciendo lo que quieres, siendo productivo, fluyendo como la seda, bien acompañado y con todo lo que necesitas....

Pero oye, de todo te cansas.

A fin de cuentas, creo que los inconformistas necesitamos acción constante. De ahí que al mínimo ápice de cotidianidad que se nos presente nos estemos subiendo por las paredes.

Con todo y con eso, me alegra ser una inconformista. 


Me alegra no confiarme y creer que todo está hecho y creo que en mi balanza, pesan más los pros que estos contras que hoy he querido compartir aquí contigo.

Eso si, hay que aprender a gestionar estos momentos en los que entramos en modo caution, porque pueden ser realmente peligrosos.

¿Lo mejor?. Hacer que sucedan cosas. ¿Cómo?. Buscándolas.

¿A ti qué te parece todo esto?. Déjame tu opinión en un comentario, me encantaría saber tu punto de vista.

Y ahora si, continúo con lo mío que hay muuuucho que hacer.

¡Hasta la próxima! ¡Un abrazote! :)
   

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Arriba