Y es que, son varias las ocasiones en este último año en las que he tenido que dejarme llevar por las circunstancias. En muchas ocasiones (por no decir, casi siempre), hay que adaptarse a las situaciones que no dependen exclusivamente de nuestra voluntad, y para esto, hay que concienciarse de la importancia de no agarrarse a nada.

Mantén una buena actitud frente a la incertidumbre, agárrate a ti mismo y prepárate para recibir y buscar nuevas alternativas.



No agarrarse a nada material, en primer lugar, porque son las cosas más efímeras y pasajeras que tenemos en nuestras vidas. Como por ejemplo, un coche, o una casa. De repente se avería y tienes que andar en busca de otro vehículo o directamente, pasar una temporada sin ninguno. O de repente, tienes que mudarte a otro lugar que por razones laborales o de espacio, te empujan a coger tus bártulos y llevarlos a otra casa distinta.

Ojo, esto no quiere decir que no lo valores, pero una cosa es apreciar y otra cosa es depender, ¿de acuerdo?.

No agarrarse a nadie, porque puede que esa persona mañana decida tomar otro rumbo distinto al tuyo. Es común que finalmente, los caminos se separen, no por gusto, sino porque así es la vida... Diferencia de prioridades, incompatibilidades o qué se yo, ¡hasta enfermedades!.

Es genial ser sociable, amar a una persona o querer mucho a alguien, independientemente de quién sea, pero... ¡no te agarres!.

No agarrarse a ningún conocimiento, ya que constantemente todo evoluciona, quizás lo que ayer fue una verdad científica, mañana se desacredite con un nuevo experimento.

Mejor busca cada día conocer más a fondo y mejores cosas, eso te permitirá crecer y te ahorrará más de una frustración.

No agarrarse a las emociones. Son pasajeras, no estás triste, solo te sientes triste, pero no, no estás ni eres triste, así que no te agarres a ellas. Disfrútalas, saboréalas, siéntelas, pero no te las quedes. Haz que se renueven, que sean dinámicas y sobre todo, dales su atención porque lo merecen.

Cuando alguna de ellas te invada, sea positiva o negativa, siéntate, reflexiona qué es lo que la provocó, acéptala y déjala ir. Porque si, más tarde o más temprano, se van solas.

No agarrarse a un pensamiento. Sobre todo, si es negativo. Principalmente, porque es dañino, y al igual que las emociones, afortunadamente, podemos dejarlos ir y rápidamente llegan otros.

Cambiar tu forma de pensar o una opinión sobre algo no es malo, no traicionas a tus principios ni eres "indeciso", tan solo se trata de una evolución, así que no te agarres a ellos tampoco.

No agarrarse a una costumbre. Y de esto, hay que enorgullecerse. Tenía la mala costumbre de fumar y morderme las uñas, decidí soltarme y dejarlas ir, con otra que esté dispuesta a agarrarse a ellas. No porque lleves haciendo algo durante mucho tiempo tienes que continuar haciéndolo toda tu vida. O porque sea una tradición en tu hogar, en tu familia, en tu grupo de amigos o en tu pueblo.

Tú decides qué quieres hacer ahora y eso revelará lo que estarás haciendo mañana. Yo decidí cuidarme.

Así que suéltalo, déjalo ir, no te agarres y comienza a andar mirando siempre hacia adelante.

Dicho esto, te mando un abrazote enorme y mucha fuerza para "desagarrarte" de esas cosas que te anclan.

¡Gracias por leerme! :)

2 comentarios:

  1. Un gran artículo sí señor! creo que no dejas nada a lo que agarrarse, ni una mínima duda jeje ;)

    ResponderEliminar
  2. Bueno, como dice Sonia, me dejaste sin agarradero! Pero comparto plenamente contigo lo que planteas en este articulo. De hecho, mi frase de cabecera es: "Lo único permanente en el universo es la impermanencia". Así que me ha gustado mucho tu post y ya sabes que soy tu fan.

    ResponderEliminar

 
Arriba