Tras estar en casa encerrada durante 3 largos días con una gripe del copón, migrañas, fiebre y demás inconvenientes existenciales ha ocurrido algo, que ha cambiado radicalmente mi punto de vista.

Vale que lo bueno de tener tus proyectos online es que puedes seguir trabajando desde casa pese a estar pachucha, pero en estos días en realidad estaba muy espesita, y lo poco que he hecho, no me ha dejado del todo satisfecha (profesionalmente hablando).

Si a estos temas víricos le sumas que ha habido una avería en las tuberías del pueblo donde estoy viviendo y nos han dejado sin agua por 2 días el resultado es, una frustración de alucinar y una casa manga por hombros que no ayuda nada a pensar con claridad.

Eso sin contar con el desarreglo corporal que sentía claro...solo pude consolarme con el aseo del gato con toallitas de esas de bebés que tenía por casa, que no tiene nada que ver desde luego con una buena ducha.

"Hola soy tu fiebre y he venido para quedarme"


Y aquí estaba yo, entre tiritona y moqueo intentando escribir algo decente sin obtener resultados.

Pero hoy...después de comer cuando me he echado en la cama para reposar un rato, aparte de los sudores fríos típicos de estos días pasados he sentido algo muy diferente, y de repente, en mi cabeza, un mandato.

Febril o no, me he levantado de la cama super decidida y sin apenas poder respirar y con un semblante heroico, como si de una hazaña del Cid se tratara, he agarrado las tijeras y ¡zas!. Sin pensarlo dos veces, estaba super convencida de que ERA lo que debía hacer.

Desenfunda la espada Sancho


A la mitad pensaba, "sangre fría Lorena, lo estás haciendo". Y mientras pensaba en todos esos momentos que pasé con ellas, aunque sin nostalgia. Sabía que tenía que hacerlo, había llegado ese día.


Así, hasta acabar con las 16 rastas que he llevado durante 7 u 8 años (fíjate que perdí hasta la cuenta). 

Y si, tengo bonitos recuerdos con ellas y por supuesto han formado parte de mi durante todos esos años, pero creo que ya, no las necesito y al verlas, casi que recuerdo mas los momentos duros que los alegres, así que me alegro de haber hecho caso a esa voz interior que me ha hecho saltar de la cama e ir a coger las tijeras con decisión y firmeza.

Evidentemente, luego me he tocado la cabeza y me he sentido desnuda, rara y con mas necesidad que nunca que darme una ducha, pero claro no había agua. "No pasa nada", me he dicho, ya volverá.

Momento "lo he hecho!!!, lo he hecho!!!"


Corriendo he enviado la foto a mi madre, a mi hermana y a mi chico. A mi madre y a mi pareja les ha sorprendido mucho, más a mi madre todo hay que decirlo jejejeje. Pero mi hermana... mi hermana había soñado justamente con ello. ¡Si es que estamos conectadas! No se imagina lo importante que ha sido para mi compartir ese momento con ella, y que ella, sin saberlo, ya lo supiera desde esta misma noche (sin que esto aún hubiera ocurrido).

Misteriosamente, me ha bajado la fiebre, y rápido he venido al ordenador a continuar trabajando. Y al rato, se empiezan a oír el ruido de las cañerías llenándose.

¡Aleluya! El agua ha vuelto y yo tan feliz, me he ido a dar el baño más maravilloso de mi vida. Ha sido muy placentero notar el alivio del agua cayendo por mi corto pelo, poder moldearlo tal cual, tan ligero, tan sensible...

Ahora se por qué la del anuncio del Herbal Essence gemía cuando se echaba el champú en la ducha... ¡Se acababa de quitar sus rastas! ¡Seguro! jajaja.

Ahora, me toca pedir cita para la peluquería y ver qué podemos hacer para tapar un poco este corte extraño que llevo.

En la foto, yo después de la ducha, posando feliz y sonriente exhibiendo mi antigua melena de rastas cual trofeo de pesca. ¡Anda que no!. Comienza una nueva etapa de mi vida sin ellas.

¿Y ahora? ¿Qué hago? ¿Quito las fotos donde poso sonriente con ellas o debería renovarlas? ¿Tú que opinas? :)

Con o sin ellas, seguiré siendo la misma, eso sí, ¡con unos cuantos kilitos menos encima!

Un abrazote enorme por leerme y ¡hasta pronto! :)
 

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